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"Ayudo a las personas a generar Orden para que llegue la Magia" Chelo Pastoriza

Me llamo Chelo Pastoriza. Si tuviera que definir mi trabajo de alguna manera, me gustaría hacerlo de la siguiente forma... aún recuerdo el día en que sucedió esta anécdota...

Estando de viaje por Menorca, un gran amigo que tenemos allí, José Luis, arqueólogo y apasionado Egiptólogo, el día que nos conoció, se acercó a mí lleno de curiosidad y me preguntó:

"Chelo, exactamente,... ¿en qué consiste esto del Coaching?"

Chelo Pastoriza

Estábamos en pleno yacimiento arqueológico, viendo cómo trabajaban, y no quería perderme aquella experiencia hablando largo y tendido sobre lo que es el Coaching. Así que, inspirada, le contesté:

“Ayudo a las personas a generar Orden para que llegue la Magia”.

De repente, sus ojos de abrieron de par en par y con una sonrisa me dijo:

“¡Anda, como los Egipcios!”

Ahí consiguió captar toda mi atención. ¿Los egipcios?, le pregunté.

“Sí, sí, los egipcios”. Me contestó emocionado.

“Ellos consideraban que cuando llegaba la Diosa Maat, que es el Orden y el equilibrio; aparecía el Dios Heka, que es la Magia”.

Me pareció una sincronía tan bonita, que mi inspirada respuesta encajara con la forma de ver la vida de los egipcios, que muchas veces la utilizo para definir mi trabajo. Y no podía ser menos aquí, definiendo quién soy para nuestra Web Ralaya Zeppelin. Interesante nombre ¿verdad?… (ésta es otra historia bonita con un amigo de Javier, Jaime el Asturiano ☺)

Ahora bien, también puedo hablar sobre mi trayectoria profesional desde otro prisma, también muy interesante y, un poco más clarificador.  

Mi experiencia profesional se puede resumir en el ámbito de dos inteligencias íntimamente relacionadas: la Inteligencia Emocional y la Inteligencia Financiera

¿Con cuál me quedo? La verdad es que con las dos. Las dos forman parte de mí. Las dos forman un todo. 

Primero trabajaba en Finanzas relacionadas con el Comercio Exterior. Pero llegó un momento, en que el mundo de la empresa se me hizo cuesta arriba, básicamente, por no encajar con mis valores y mi manera de ver las organizaciones. Todo se daba desde un liderazgo vertical o disonante, y mi manera de ver los equipos era desde el liderazgo horizontal o resonante, o como más me gusta llamarlo, Liderazgo Emocional.

La vida siempre te lleva a donde tienes que estar, y mi lugar ya no era el mundo de la empresa en la manera en que había estado presente hasta entonces. 

Me fui y empecé a formarme en temas de Liderazgo y empezó a resonarme cada día más, diría más bien a fascinarme, un nuevo concepto naciente, la Empresa Social. Ése empezó a ser mi sueño, crear una.

El siguiente paso fue formarme como Coach. No fue algo decidido de inmediato, sino que necesité un tiempo de descanso y largos viajes para encontrarme de nuevo y saber, más bien sentir, cuál era mi nuevo lugar. 

Así llegó Javier, nuestra relación de pareja, y un sueño en común, RALAYA. Nuestra empresa nació el día que nos conocimos y nos dimos cuenta de que veíamos el mundo de la misma manera. 

Volví de lleno al mundo de la empresa pero esta vez desde otro lugar, otro más amable, donde el Liderazgo Emocional se convirtió en la esencia de mi trabajo y de mi vida. 

Ahora bien, mi camino continuó enriqueciéndose, de una forma totalmente inesperada para mí. Viendo lo importante que era el orden financiero en el proceso personal y profesional de mis clientes, me abrí a la posibilidad de profundizar en el mundo de las finanzas y, en menos de un mes, un Banco de Inversiones llamó a mi puerta. Tenía el perfil perfecto para ellos. Economista y Coach, Finanzas y Emociones. 

Así fue, muy resumido, como durante los últimos años me centré en estudiar la emoción que hay detrás del dinero y en profundizar en la estrecha relación que existe entre emociones y finanzas. 

Como Economista, me replanteé todo esto de verdad e hice un cambio de paradigma en mi conciencia financiera. Como Coach crecía al mismo tiempo que iba descubriendo cómo el orden financiero y el emocional iban de la mano. 

Pero si algo he aprendido en todos los años que llevo mirando dentro, que ya son muchos, es que, como decía Sócrates: 

“Sólo sé que no sé nada”.

Y ésta es la base de nuestro trabajo con las personas y las empresas. Saber que no sabemos nada nos permite hacernos a un lado y dejar espacio para que las cosas que tienen que suceder, sucedan. 

Fascinante esta investigación con líderes de empresa, trabajando en su liderazgo personal y profesional. 

Los resultados nos avalan y nos siguen mostrando que, por ahora, éste sigue siendo nuestro lugar. Espero poder compartirlo contigo y cambiar juntos el modelo de Liderazgo actual en el mundo de la empresa. Esto es lo que nos motiva. Ésta es la huella que nos gustaría dejar. Y ya lo estamos haciendo… 

Pero no todo es trabajo, me gustaría que me conocieras un poco más…

Bucear, me ha regalado algunos de los mejores momentos de mi vida: jugar con pulpos, meditar con mantas raya gigantes, pasear con una tortuga, volver a ser niña con lobos marinos, y sentirme “una” con las ballenas...
Nadar en el mar, travesías de mar abierto de larga distancia, más de lo mismo. Me regaló saber que todo está en la mente y que no había nada que no pudiera hacer.
La espeleología me regaló descubrir que los valientes no son los que no tienen miedo sino los que a pesar del miedo avanzan, o en mi caso hacen un rappel volado de 30 metros en el interior de una caverna en Picos de Europa.
Viajar me llevó desde el Himalaya hasta los Andes, disfrutando de los volcanes y los glaciares, dos de mis grandes pasiones.
Convivir con monjes budistas en Asia me recordó que ya lo soy todo y no necesito nada.
Leer, la música, el yoga, la meditación… Y, por supuesto, El Camino de Santiago, o cómo funciona la vida cuando te haces a un lado y la dejas ser. Ya llevo 9, y los que vendrán, muchos ya acompañada de la Comunidad Ralaya porque hacer el camino se ha convertido en el broche de oro de nuestra formación Premium, Máster Ralaya.